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[Análisis] Mass Effect

 

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Lanzamiento: noviembre de 2007
Plataformas: Xbox 360, PC, Plastation 3
Clasificación: +17
Temas: Política, xenofobia, nuevas tecnologías.

Uno de los descubrimientos en mi experiencia con Playstation 3 fue la saga Mass Effect, principalmente esta primera entrega que, de manera paradójica, fue la última en aparecer para la consola (proveniente de PC) como parte de una edición de colección.
Está clasificado como shooter en 3ra persona y con elementos de rol de acción, ésto último su característica más destacada por su gran contenido en historia y diálogos, junto con la modalidad que te permite elegir la forma de responder frente a distintas situaciones. Además de las misiones principales, tiene una alta cantidad de misiones secundarias (tareas) que nos ayudan a ser mejores soldados y a comprender mejor la trama. Es todo un universo a nuestros pies literalmente porque, gracias al contexto futurista en el que se desarrolla este juego, las nuevas tecnologías lograron el surgimiento de colonias espaciales en muchas galaxias, incluso más allá de la nuestra. Sus temas más recurrentes son las pugnas entre razas, corrupción y delitos políticos.

El protagonista John Shepard, un soldado de élite, es una persona muy fría e incorruptible, pero con el pasar de la historia (si te gusta conversar mucho con todos), averiguas que también tiene una personalidad corriente como cualquier ser humano, incluso si de su vida sentimental se trata. Al comienzo debemos crear el perfil del personaje eligiendo su clase (como se definen los soldados), lo que nos permite adoptar diferentes habilidades y atributos, todos mejorables a medida que subimos de nivel. Cada misión es en compañía de dos soldados y conforme las vamos superando aparecerán nuevos miembros que formarán parte del equipo, con quienes podremos interactuar a bordo de nuestra nave y por los numerosos planetas si lo deseamos.

Debo decir que su jugabilidad es algo «plástica» por nombrar una palabra. Quizás se me viene esa palabra a la mente porque estoy acostumbrado a las armas de verdad y no las que el juego nos ofrece. Al principio, fue todo un desafío tener que aprender a mezclar las batallas a fuego cruzado con la biótica, elemento clave y a veces imperativo en algunos enfrentamientos; una emulación de La Fuerza de Star Wars pero proyectada como ondas gravitatorias y electromagnéticas. No puedo pasar por alto lo difícil que se me hizo aprender a elegir y mejorar mi equipo, y esos minijuegos para abrir puertas y cajas también, que sino hasta avanzadas muchas misiones logré descifrar.

Para los que les apetece exprimir el juego, deben ser muy pacientes y metódicos, ya que los trofeos que nos ponen requieren de muchas horas, como los de completar el juego en los distintos modos de dificultad, y no bastando con eso, están los trofeos de aliados, que saltan sólo si hemos completado la mayoría del juego con ellos en el equipo, considerando que son 8 misiones principales y más de 50 tareas y que son 6 compañeros (2 máximos por cada misión) es algo extenuante, así que para el platino hace falta darnos vuelta esta maravilla al menos tres veces.
Mi consejo es elegir la clase ADEPTO o INGENIERO en nuestra primera partida, las que reúnen todas las capacidades bióticas; conversar con todo el mundo para completar el códice y obtener el trofeo Erudito; usar la escopeta y el francotirador más que el resto de armas en la primera partida; balancear más el daño de escudo que el de salud para el trofeo Táctico; elegir qué va a primar en tus respuestas, si la virtud o la rebeldía; y no olvidar los trofeos perdibles. 

No es un título con grandes gráficos a nivel de detalle, sí cuenta con unas fotografías y vistas preciosas en algunos planetas muy realistas al estilo de películas marcianas. Acá el centro es su gran historia que nos hace reflexionar en lo diminutos que somos en este inmenso lugar llamado universo, pero que nuestras decisiones pueden llegar a destruirlo.